lunes, septiembre 28, 2009

Duda

¿Cuándo se termina una relación? ¿Cuándo se acaba el amor?


Si alguien puede, alguna vez, delimitar ese instante... oh, qué eficacia!


El resto, vacilamos en el desconcierto del desamor, que ya se instaló cuando no nos dimos cuenta.

viernes, septiembre 25, 2009

La vida está en otra parte

Eso que leés ahí arriba, más arriba, ese título en mayúsculas, no soy yo. El mundo ignora todo lo que hay detrás de una mujer infiel. Los dilemas éticos, el vacío existencial, el coraje, la vergüenza, la cobardía. Una persona que engaña es mucho más que sexo con alguien que no debe.

Ante todo, está la duda mayor: ¿Quién es el damnificado? ¿A quién se le es infiel? Porque, no seamos tontos, la víctima no es "la pareja". Al único que se puede traicionar, siempre, es a uno mismo.

Y no porque "tementísavosmisma" como dice con voz finita y acelerada Anita, la compañera frígida del gimnasio a la que la bici la complace más que el marido. La (auto, inevitablemente auto) traición nos condena a la vacilación. A estar con un pie acá y el otro allá. A no estar, a fin de cuentas.

"La vida está en otra parte", sentencia atemorizante el título de Kundera. El amor no está en el telo. No está en casa. Ni en la cena. Ni en los gemidos. No estoy.

miércoles, septiembre 09, 2009

La manzana

Cuando coger está prohibido es mucho más divertido. Todo tiene una pizca de acción, de verguenza, de rebeldía que, aunque el sexo en sí sea malísimo, siempre atrapa.

Primero el silencio. Las risas. La complicidad secreta. Al principio es incómodo, sí. No sabés qué piensa él de vos -si te cree una puta o una necesitada, si te piensa garchar un día y ya, o si tiene planeado llevarte al cine y que abandones a tu pareja para que te cases con él y conozcas a la mamá- ni tampoco tenés muy en claro quién es él. Todo es misterio.

Los amantes siempre son hombres ideales, que están ahí para tener la perfecta relación que dura unas poquitas horas. Porque sabemos que si el horario se extiende, si los encuentros se transforman en citas y las citas en rutina, es imposible que ese hombre nos siga atrayendo.

El problema es que uno, cuando engaña, siempre está solo. Si ambos son infieles, entonces hay dos personas en un cuarto, cada uno con su faena, metiéndoles los cuernos a otro par que está afuera. No hay vínculo. Esas películas donde el amante aparece como el confidente, el amor platónico y la unión que jamás tuviste, por lo menos a mí no me pasó -y ya tuve unos cuantos para testear-. Sólo hay conexión en el sexo, en la acción pura. Coger se transforma en algo apasionado, brutal, ansioso. Lo que ya no tenías. Dos cuerpos tratando de salir de su desesperación.

Encontrás, otra vez, el placer. Y como si fuera poco, cuando volvés a casa tenés la comodidad y el cariño esperándote.

Parece el combo perfecto, pero no...

viernes, septiembre 04, 2009

Abrir la boca

Primero la culpa. Yo no debo. Yo no puedo. Todavía estoy ahí.

La primera vez que le fui infiel fue hace dos meses. La idea de engañarlo me daba vueltas en la cabeza hacía un montón. Había deseado tanto, de tantas formas. Me gustaban todos: los del trabajo, los de la facultad, los del colectivo. Ardía. Me imaginaba cómo podría ser. Pensaba que si fantaseaba los antojos se iban a quedar ahí, quietos, sin salir ni meterme en los líos donde estoy ahora.

Engañar no es difícil. Es igual que cuando estuviste por primera vez con tu novio, pero con otro. Estás en el pasillo de la oficina y ese tipo al que le histeriqueaste por lo bajo se te queda hablando. Te pregunta cómo va el trabajo, si tu jefe es mala onda y te cuenta de una fiesta que hay el viernes a la noche. Te dice que vayas, que va a estar buena. No te pregunta por tu novio. No es tonto. Sabe que lo tenés, que lo mencionas cada tanto para que no se olviden y para aclararles indirectamente que con vos no-se-puede. Pero no lo nombra.

Vas a la fiesta. Obvio. Arreglás con tus amigas, a las que no ves hace siete semanas porque tu relación te consume cada segundo de tu vida. A él le decís que salís "con las chicas". No se enoja, hace otros planes. Comprás una remera. Te maquillás. Te perfumas. Vas. Tomás. Mucho. Él está ahí. Pasa. Te sentís viva, deseada.

Después, la culpa. Y la muerte.





¿Para qué un blog?

La palabra sana. O eso espero.