lunes, octubre 19, 2009

La tercera vía

Escuché que la fidelidad es una cuestión de moral, pacata, una convención.

¿Será así?

Desde chica me obsesionó la idea de las relaciones abiertas, como la de Simone de Beauvoir y Sartre. Vos allá y yo acá, el viernes con otra y el sábado conmigo, mi amante y mi amor. Juntos y libres.

Sería ideal, ¿no? La seguridad y la calidez que dan los años con el entusiasmo y vértigo de las nuevas aventuras. Todo está permitido. No strings attached. Aire, espacio, levedad.

El paraíso, eso sí, si no existieran los celos, la paranoia y las enfermedades de transmición sexual. Entonces, uno queda clavado en el medio: soportar las tentaciones y sucumbir a la costumbre de una pareja o quedarse libre, sin amor, calidez ni ninguna esas cosas que el muy sabio zorro le enseña al Principito.

O ser infiel. A mí no me gusta cortarme las alas. La auto-limitación es la peor de las vergüenzas. En la vida hay que abrir puertas y sacarse de la mochila un par de pesas que vos no pusiste ahí. Las cosas son más simples de las que nos hacen creer.

O por lo menos es lo que aprendí hasta ahora.

martes, octubre 06, 2009

Femme Fatale

Hay un instante en el que uno toma las riendas de su vida. La seguridad sale, no sé de dónde, y uno se para derecho y firme ante cualquier viento huracanado. Son segundos, inesperados, que llegan como un regalo de aquello todavía genuino que cultivamos en lo más profundo.

Entonces uno está en la gloria. Puede contra todo. Pero no quiero ser grandilocuente: esto pasa en las situaciones más simples, en lo cotidiano. Frente a un examen, un colectivero enojado o un jefe abusivo. Son gestos mínimos que nos revelan que adentro nuestro yace escondido un mar de valentía y que, simplemente, dejamos salir un pedacito de esa inmensidad.

Ayer volví a estar sola o conmigo sin otro. Me siento fuerte. Poderosa. Capaz.

Ahora no puedo más que engañarme a mí misma.